Nuestros cinco retos para ganar un país a favor
Trabajo y tiempo
- Uno de los principales retos para la próxima década es el de afrontar una reforma que permita trabajar menos, para trabajar todos y todas y vivir mejor. No puede ser que los habitantes de nuestro país no tengan horarios saludables y sean pobres en tiempo libre. Más tiempo libre es tener una sociedad más feliz, y la política va de esto.
- Medidas como reducir la jornada laboral sin reducir los salarios permiten desde una mejor conciliación entre la vida personal y profesional, hasta un aumento en la productividad y la salud mental. Además, puede tener un impacto positivo en la sociedad en general al fomentar la creación de ocupación. La implementación de políticas que apoyen a la reducción de la jornada laboral es una manera de mejorar la calidad de vida y promover un entorno laboral más humano y sostenible.
- La reducción de la jornada laboral puede contribuir a la creación de ocupación, puesto que la disminución de las horas trabajadas por cada individuo podría abrir oportunidades para la contratación de más personal. Esto ayudaría a seguir reduciendo el paro y a generar un mercado laboral más inclusivo y equitativo.
- Es una cuestión de sentido común, y que nos alinearía con la tendencia de muchos países europeos. Ahora bien, la reducción de jornada no ha de ser la única medida que se tome, también se necesitan horarios previsibles; flexibilidad horaria para conciliar o formarse, porque el tiempo libre no puede ser solo para cuidar. Todas estas medidas podrían incrementar el PIB entre un 1% y un 2%.
Protegemos personas, construimos vidas seguras
- Una de las obligaciones de las administraciones públicas es garantizar seguridad y protección a los ciudadanos y ciudadanas. Tener la garantía de que si te pones enfermo tu médico o médica te pueda atender en menos de cinco días es tener una vida más segura.
- No se trata solo de adaptar los servicios públicos al escenario actual, sino sobre todo, de reformular el modelo con una clara apuesta para revertir los recortes del pasado y blindar lo público para articular un escudo social potente con servicios de proximidad para todo el mundo.
- Estos cambios sólo se pueden impulsar con políticas y acciones adecuadas que vayan en sintonía con el logro de los objetivos de erradicación de la pobreza y las desigualdades.
Vivienda garantizada
- Cualquier proyecto de futuro en nuestro país tiene que pasar por buscar respuestas a los problemas derivados de la situación de emergencia habitacional que vive mucha gente. Respuestas que ya estamos dando en municipios donde hemos ampliado el parque de vivienda pública y que también estamos poniendo en marcha desde el Gobierno del Estado impulsando la primera ley de vivienda de la historia. Que la vivienda no sea un lujo también es indispensable para garantizar la igualdad de oportunidades.
- Un proyecto de país en que todo el mundo tenga la vivienda garantizada también tiene que estar basado en impulsar un nuevo urbanismo sostenible que rompe con el crecimiento especulativo, y promueve un sistema de ciudades y pueblos en red que garantiza a todo el mundo el derecho a tener viviendas dignas, asequibles, y energéticamente eficientes.
La revolución del tren
- En el futuro inmediato nuestro país tiene que subirse al tren de la movilidad sostenible. Estamos convencidos de que hace falta un cambio de rumbo hacia una movilidad centrada en los intereses de todas y no en los beneficios empresariales y de los lobbies del transporte. Hay que apostar por un tren que vertebre nuestro territorio y nos ayude a reducir las emisiones. Una revolución para reconvertir los criterios economicistas que mueven al transporte público para situarlo en el objetivo social que tiene que perseguir por definición.
- Esto en Catalunya pasa sin duda por una apuesta decidida para convertir las Rodalies en un servicio de trenes de primera división. Hacer de las Rodalies un tren de calidad que conecte todo el país es ser útiles a los trabajadores y trabajadoras, que son quienes más las usan.
- Un país desarrollado no es un lugar donde los pobres tengan coche. Es donde los ricos utilizan el transporte público. Apostar por una nueva revolución del tren es una oportunidad para dar un giro de 180° a las políticas de movilidad que han imperado hasta ahora y para crear lugares de trabajo de calidad. Si en el siglo XIX el tren cambió el mundo, ahora en el siglo XXI el tren puede salvar el mundo.
Planificación ecológica y soberanía
- Para construir un proyecto de país para la próxima década es imprescindible inaugurar un nuevo paradigma para un ecologismo democrático y popular desde el cual reorganizar nuestras sociedades bajo el principio de la planificación ecológica como palanca para la movilización de todos los recursos públicos y privados al servicio del bienestar colectivo.
- Un nuevo paradigma pensado para los que no pueden aislarse de las transformaciones que está viviendo el planeta y necesitan de la orden y la seguridad que solo pueden ofrecerles las instituciones colectivas. Frente a la emergencia climática se trata ya no solo de frenar el calentamiento global, sino de reorganizar la vida para planificar los cambios.
- Tener soberanía quiere decir ser amos de nuestro futuro. Y por eso estamos comprometidos con recuperar capacidad de decisión con un programa de acción a corto, medio y largo plazo para minimizar los efectos de las olas de calor y las sequías extremas, de los incendios forestales o de la contaminación del aire que respiramos.